No salimos muy retrasados para gente que había, un minuto más o menos de la salida. Salimos hacia la calle Vidauba a lo hablado, 4:30, aunque para Rober vamos un pelín deprisa, quiere ser más conservador, pero me sigue. Los primeros kilómetros fáciles, vamos bajando hasta 4:17 en el Km 4. Se lo comento a Rober, me dice que va bien, yo también. Ojalá fuese así toda la carrera. Encaramos a ese ritmo hasta el km 9. Hasta ese momento bien, algún repecho que no hace mucho daño, pero al pasar el túnel por debajo de la carretera de Extremadura para entrar en la Casa de Campo, nos encontramos una cuesta de aúpa. La subo bien, pero al terminarla me empieza a doler el flato en el lado izquierdo. Estamos llaneando, intento aguantar sin aminorar el ritmo, manteniendo la respiración constante, pero no se me va, incluso se me incrementa. Me empiezan a venir unos pinchazos que me obligan a disminuir el ritmo. Rober me pasa, me pregunta si estoy bien y le digo que no, aunque no le explico los motivos, no tengo fuerzas ni para hablar. Aguanto. Finalmente se me pasa, -"joder qué susto!"-, pienso. Por un momento he pensado que se me había ido la carrera por eso. Llegamos al km 10 en 43:40 ya en la Casa de Campo, punto de avituallamiento. No lo cojo, me reservo para beber en el siguiente punto después del gel que llevo en la mano. Animado por la desaparición del flato, tiro un poco para bajar el ritmo para ponernos de nuevo a 4:17. Pienso que quizá hemos pasado demasiado tarde por el 10, pero también hay que pensar que hemos reservado mucho los primeros kms. En el km 14,5 decido tomarme el gel, para luego tomarme el agua del avituallamiento en el 15. Lo abro con los dientes y desparramo la mitad de su contenido, vaya tela. Y para colmo, al dar el primer sorbo, se me cae al suelo. Madre mía, qué desastre, me he puesto perdido los guantes, camiseta y pantalones. A continuación pillo un vaso de bebida isotónica y le doy un par de sorbos. Hasta el km 16 más o menos bien, llegamos a 4:16. Sabía que quedaba un repecho duro en forma de curva, la entrada al Zoo. Le encaramos, lo subo bien, pasando a muchos corredores, para luego llanear. Pero veo de nuevo otra cuesta, esta sí que no la esperaba, también en curva, parece que se divide en dos. También la subo bien, de nuevo adelantando a bastante gente, pero llego muy tocado arriba. Ahí me doy cuenta de que Rober se ha quedado un poco atrás. Bajamos una pendiente muy pronunciada para pasar de nuevo por debajo de la Autovía A5. Ahí me doy cuenta de que ando bastante tocado, debía tener las pulsaciones a tope, a ver si llaneando recupero un poco. Ya en el 19, en la calle Valmojado, me animo un poco. Voy a 4:17, es una cuesta larga pero no muy pronunciada. No me vengo abajo, aprieto los dientes y tiro para adelante. Sigo adelantando corredores, la gente ha apretado mucho al principio, y ahora es cuando se paga. Bajo a 4:16, estoy jodido pero animado, sólo tengo que bajar un segundo para lograr el objetivo de bajar de la hora y media. Pasamos por debajo de las vías del metro de Aluche, vamos, vamos, vamos! pienso... Encontramos un par de corredores andando, uno de ellos cojeando y llorando. La gente le anima. Una putada romperse al final. Sigo tirando creyendo que aún es posible, pero justo antes de entrar en las pistas se me va a 4:17 otra vez. Ahí me doy cuenta de que se me ha ido. Bueno, lo he hecho cojonudamente, lo he dado todo, hay que estar contento. Aún así aprieto en las pistas, buscando a mi mujer y mi hija que iban a estar allí, no las encuentro, llego a meta con un tiempo neto de 1:30:50, puesto 280 de la clasificación general. A pesar de no haber logrado el objetivo, estoy muy contento. Ha sido una carrera muy exigente, a mi juicio, en la que tienes que tener cuidado de plantearla bien, si te disparas en la primera parte de la carrera, puedes caer en la segunda, ya que las cuestas se te hacen muros. Me paro a esperar a Rober, llega justo un minuto detrás de mí. Se sienta en el suelo. Le conozco, no está contento, hemos entrenado muy duro para bajar de la hora y media. Me siento a su lado, le animo, le levanto y le doy un abrazo. Le comento que es para estar contento, es un buen tiempo, y más para él que es su primera media. Después de estirar salimos y ya me encuentro con mi mujer y mi hija. La verdad es que en ese momento en el que mi hija de dos años me viene a dar un abrazo, se me saltan las lágrimas. Ha sido una mañana de fuertes emociones, esfuerzo, casta y satisfacción personal, aunque podía haber sido mejor.
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Como digo, una carrera bonita, una climatología excelente para correr, he pasado una mañana estupenda.
Después hemos podido degustar un bizcocho made in Rober y una tarta de queso hecha por mi. Las habíamos llevado con la intención de celebrar la media maratón. La verdad es que nos han sabido a gloria.
Ahora toca descansar seguramente un par de días, y centrarnos en el 10000.